viernes, 18 de septiembre de 2009

PEQUEÑO "BORIS"

Todos en casa nos encariñamos mucho con la llegada de ese ser querido, desde el primer momento que lo trajeron a vivir con nosotros era uno más de la familia, haciendo muchas payasadas por toda la casa, no había quien se le resistiera a sus encantos, todo aquel al verlo quería abrazarlo y hacerle todo tipo de cariños. Uno de esos días, uno de sus hermanos vino a visitarnos y se quedo a pasar la noche, al amanecer del día siguiente Boris y su hermano se levantaron muy temprano y se pusieron a jugar como locos tratando de romper la calma, en nuestro muy aburrido y monótono hogar, de pronto un grito se oyó en todo los rincones, ¡uno de los dos ha comido el veneno para rata, que deje ayer!, me desperté refunfuñando, al llegar donde estaban Boris y Tabis(hermano de Boris), los examine a ambos un largo rato, en eso Tabis empezó a botar espuma por la boca, automáticamente tratamos de salvarlo, le dimos de tomar leche y aceite por cantidad, ya antes habíamos logrado salvar a otros de la misma manera del mortal veneno. Tabis se recostó largo rato cerro los ojos, murió.

La muerte de Tabis concentro todo el amor y cariño para Boris a quien se le daban todos los cuidados, había que llevarlo a sus citas medicas, servirle sus comidas, etc. Intocable, engreído, jugueteando por doquier, Lizet era la que mas quería a Boris, a cada momento preguntaba por el, al despertarse, al ver la puerta abierta, antes de irse a la escuela, al volver de la escuela, antes de hacer sus tareas, antes de irse a dormir. Una tarde trágica, alguien salio a dar un paseo, a trabajar, a visitar a un amigo, salir con una novia, hacer tareas del cole, jugar con los amigos de barrio en conclusión la mayoría habíamos salido de casa, excepto papá; al retornar ya al anochecer el bullicio comenzó por todos los rincones de la casa, todos llamando al unísono a Boris, en eso, se apareció con la carita triste, lo mire largo rato y me decía para mis adentros: algo le pasa y pregunte a papá si algo le habían echo a Boris, porque estaba extraño, papá me dijo que Boris salio a la calle y el perro del vecino le dio un mordisco hasta hacerlo llorar, desde ese momento estaba así, estará asustado concluí, al día siguiente no quería comer, le llevamos para que lo chequeen por varios días, con Lizet por supuesto que muy preocupada se encontraba, los días pasaban y no había mejora, hasta que un día de camino a su cita, ¡murió! en los brazos de Lizet, Mi hija, bueno así le digo a Lizet, porque ella me dice papi, echo a llorar por varias horas, y cada ves que recordaba a Boris volvía el llanto de dolor por la perdida, no había consuelo que calme su dolor…en la casa la tristeza nublo por completo la felicidad que nos embargaba nuestro pequeño Boris con su presencia.
Al día siguiente Lizet se me acerco y me dijo: Papi ya no quiero que me compres otro perro, porque se puede morir como mi Boris, y a de más yo no quiero a otro perro que no sea mi Boris, el es mi único perro, no quiero otro-recordé que para que dejara de llorar el día anterior le había prometido comprarle otro perro- como mi Boris no hay otro- claro era único, un cruce de chow chow con schnauzer, una mezcla curiosa dijo la veterinaria la primera ves que lo vio, por ser un cruce muy complicado podría tener algunos problemas de salud en el futuro, es una perro muy delicado y si le dan todo el cariño y amor puede que tenga futuro…Papi-seguía diciéndome lizet- cómprame mejor un instrumento, otro perro ya no, porque siempre voy a tener miedo de que se me muera. No sabia que decir en ese momento, cosa curiosa con los niños, hay que saber decirles las cosas con delicadeza. Teniendo en cuenta que uno puede causar un tremendo daño a su desarrollo emocional y psicológico. No se si estuvo bien lo que le dije pero le dije algo así: Lizet, no porque tengamos miedo vamos a dejar de hacer las cosas, porque si te das cuenta en la vida hay cosas malas y buenas, a veces uno nunca quiere que sucedan cosas malas, pero suceden y de esas cosas malas que no queremos que sucedan se pueden sacar buenas lecciones. Recuerda esto cuando seas mayor: la vida es un riesgo, el que no arriesga no gana o no aprende nada, y el que no arriesga es porque tiene miedo o temor a muchas cosas, como a la perdida de un ser querido, temor hacer mal una tarea, temor a un amiguito pegalon en tu salón (Lizet empezó a reír) temor hasta ver una película que tenga un final triste, temor a comer algo picante, temor a que se burlen de cómo te vistes, temor a que se rían de tus defectos, te acuerdas cuando no podías pronunciar la “r” y lo hacías sonar como una “rr”, ¿te acuerdas como lo superantes?, practicando y no le tuviste miedo a que se burlaran de ti y practicantes y practicantes y ahora tienes una buena dicción. Pero que bien se siente cuando amaste mucho a tu ser querido y cuando ya no esta los bellos recuerdos quedan para siempre así de bellos, cuando hiciste bien la tarea ¿no se siente bien?, cuando a tu amiguito pegalon le di un cocacho disimuladamente, bueno eso no lo volveré hacer, ni tu tampoco, cuando la película triste te da un mensaje, cuando encontraste el gusto a las cosas picantes, pero recuerda que en exceso hace daño, ¿te acuerdas de todas esas cosas Lizet? Sonriendo dijo que si. Concluí diciendo: entonces no hay porque temer a fallar en futuro, es mejor hacer algo que nada.

¿Y que lección buena sacamos de la muerte de Boris papi?-pregunto Lizet- me quede callado pero respondí para mis adentros: ser responsable, con los seres que están a nuestro cuidado y mas aun todavía cuando se trata de una mascota, aunque Boris ya había pasado a la calidad de niño, en ese momento recordé cuando me lo regalaron: los primeros días no tomaba nada mas que leche y a veces cuando se quedaba dormido entre mis brazos mientras miraba la tv, se levantaba por algún ruido y con su hocico rebuscaba y rebuscaba todavía la teta de su madre, y a mí me hacia mucha gracia, poco a poco dejo de ser un perro mas, paso a ser un niño mas en nuestro hogar. También recordé que quizás algún virus estaba incubando en su interior como dijo la veterinaria y que fue quizás mi irresponsabilidad el no llevarlo a vacunar su refuerzo de la quíntupla. En ese momento los recuerdos dieron un triste y alegre paseo por los meses pasados con nuestro querido cachorro niño, recordé las veces cuando lo dejaba dormir conmigo se estiraba y me quitaba espacio en mi propia cama, también recordé al perro que lo mordió aquella tarde que quizá lo habrá infectado con algún virus, ya que la veterinaria nos recomendó no sacarlo a la calle mientras no tenga sus vacunas completas, pero era imposible controlarlo, ni bien sonaba el cerrojo de la puerta, allí estaba listo Boris para escabullirse entre las piernas y escapar a la calle donde no lo sofocaríamos con tanto cariño y amor y libre jugar revolcarse en la tierra hasta el cansancio… En nuestros corazones, por siempre pequeño Boris, por siempre el bebe como te solíamos decir, por siempre pequeño Boris te recordaremos y mas Lizet…

1 comentario:

  1. Que triste historia y aunque no es la misma historia me recuerdó mucho cuando mi mamá regaló a mi gatito "Andrecito" y me soñaba con el todos los primeros dias de su ausencia...

    UN cuento dulce y tierno !

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